Ofrecemos al lector este conjunto de oraciones marianas, bajo el título Orar a María. Eso es lo que hemos pretendido a lo largo de estas páginas: fomentar en todos los creyentes el amor a María; un amor que se ha de traducir en obras de vida cristiana y en compromiso temporal y apostólico, pues ¡el amor a María no puede quedar en meras palabras, o sentimientos afectuosos!... ¡No, debe llevar a la vida, a la entrega a Dios y al amor al prójimo -en forma de caridad y espíritu fraterno, de justicia y solidaridad-, como fue la vida de María, totalmente entregada a Dios y al servicio de los hombres! Así, María será cauce privilegiado para llevar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo a cumplir la voluntad de Dios, y alcanzar la eterna salvación. Precisamente, esta fue la norma de conducta de la que es la Esclava del Señor.
En orden a fomentar este amor a María, su devoción -para que luego todo ello se traduzca en hechos de vida cristiana-, a lo largo de las páginas que siguen a continuación, hemos ido meditando las oraciones marianas. Esas oraciones que hemos rezado toda la vida: empezando por el Ave María, siguiendo por el Ángelus y la Salve... hasta terminar con el ¡Oh, Señora mía!... En otra ocasión, más adelante, ya tendremos ocasión de meditar sobre las riquezas que contiene esa oración típicamente mariana -la predilecta de nuestra Señora-: el rezo del Santo Rosario.
Lo hemos hecho de un modo sencillo, como entablando un diálogo de oración con la que es Madre de Dios y Madre nuestra. Son palabras que nos han salido del corazón en coloquio íntimo con la Madre. Y lo hemos hecho ayudados y guiados por las enseñanzas de grandes santos y pastores de la Iglesia..
Al confiarte este libro, estimado lector, lo hacemos llenos de ilusión, con la sola esperanza de que te pueda ayudar a conocer y a amar más a María. ¡Y a vivir como ella vivió!
AVE MARÍA
Dios te salve, María
Llena eres de gracia
El Señor es contigo
Bendita tú eres entre todas las mujeres
Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús
Santa María, Madre de Dios
Ruega por nosotros pecadores
Ahora y en la hora de nuestra muerte
Amén
MAGNIFICATProclama mi alma la grandeza del Señor
Se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador
Porque ha mirado la humillación de su esclava
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones
Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí
Su nombre es santo
Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación
Él hace proezas con su brazo
Dispersa a los soberbios de corazón
Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes
A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos
Auxilia a Israel su pueblo, acordándose de la misericordia
Como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abrahán
Y su descendencia por siempre
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén
ÁNGELUSEl ángel del Señor anunció a María
Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo
Ave María...
He aquí la esclava del Señor
Hágase en mí según tu palabra
Ave María...
Y el Verbo se hizo carne
Y habitó entre nosotros
Ave María...
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas
De nuestro Señor Jesucristo.
Oración:
Te suplicamos, Señor,
que derrames tu gracia en nuestras almas para que los que,
por el anuncio del ángel,
hemos conocido la encarnación de tu Hijo Jesucristo,
por su pasión y cruz,
seamos llevados a la gloria de la resurrección.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
SALVEDios te salve
Reina y Madre de misericordia,
Vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva
A ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora
Abogada nuestra
Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos
Y después de este destierro muéstranos a Jesús
Fruto bendito de tu vientre
¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
¡Oh dulce siempre Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo
ANTÍFONIA MARIANANos acogemos bajo tu amparo, Santa Madre de Dios
No desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades
Antes bien sálvanos siempre de todos los peligros
Virgen gloriosa y bendita
Amén
REGINA CAELI
Alégrate, Reina del cielo; aleluya,
porque el que mereciste llevar en tu seno; aleluya.
Ha resucitado, según había predicho; aleluya,
ruega a Dios por nosotros; aleluya.
Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya,
porque ha resucitado verdaderamente; aleluya.
Oración:
Oh Dios,
que por la resurrección de tu Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
te has dignado dar la alegría al mundo,
concédenos que por su Madre, la Virgen María,
alcancemos el goce de la vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo. Amén
ACORDAOS
Acordaos
¡Oh piadosísima Virgen María!
Que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección
Implorando vuestra asistencia
Y reclamando vuestro socorro, haya sido desamparado
Animado por esta confianza, a vos también acudo, oh Madre
Virgen de las vírgenes
Y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana
Oh Madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente.
BENDITA SEA TU PUREZA
Bendita sea tu pureza
Y eternamente lo sea
Pues todo un Dios se recrea en tan hermosa belleza
A ti, celestial Princesa, Virgen Sagrada María
Te ofrezco en este día alma, vida y corazón
Mírame con compasión
No me dejes Madre mía
Hasta morir en tu amor.
¡OH SEÑORA MÍA!
¡Oh, Señora mía!
¡Oh, Madre mía!
Yo me ofrezco todo a Vos
Y en prueba de mi filial afecto os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser
En una palabra, todo mi ser
Ya que soy todo vuestro, Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra
Amén
14.40 €
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