sábado, diciembre 25, 2004

Santificar el Domingo

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Santificar El Domingo

Presentación

Jesucristo, el Hijo Unigénito del Padre, Dios y hombre verdadero, concebido virginalmente por el Espíritu Santo y nacido de Santa María siempre Virgen, llevó a cabo (tras grandes esfuerzos apostólicos, predicando generosamente el Evangelio de Dios y curando a los hombres) la obra de la perfecta reconciliación de los hombres con Dios. Lo hizo mediante el Sacrificio de su vida en el ara de la Cruz. Habiendo resucitado, tal como había anunciado, consumó la Redención del mundo: Él es el Salvador de los hombres. De la fuente de su costado, abierto por la lanzada del soldado (cf. Jn 19,34), manaron los sacramentos de la Iglesia: el agua del Bautismo y la sangre de la Eucaristía. Sacramento éste que instituyó en la noche del Jueves Santo, durante la cena pascual que celebró con sus discípulos (cf. Lc 22, 14-23).

La Iglesia, a lo largo de la historia ha vivido y se ha alimentado de la Eucaristía, que es el sacramento que contiene todo el bien de la Iglesia, a Cristo Jesús, su Esposo y Redentor. La sagrada Eucaristía es el manjar de vida eterna, que alimenta a los hijos de Dios en su peregrinación terrena hacia la casa del Padre. La Eucaristía es fruto del Sacrificio Redentor de Cristo sobre el Gólgota, que se renueva incruentamente cada vez que celebramos la santa misa: la Eucaristía es alimento del alma y sacrificio de expiación. Y, como los sacramentos de la Iglesia van acompañados de la Palabra de Dios (la "mesa de la Palabra"), la Eucaristía es esclarecida. En la santa Misa, los cristianos se nutren con la "mesa de la Palabra" y la "mesa del Pan".

¡Qué portento de amor inefable es el Sacrificio eucarístico, que renueva la obra de la redención y nutre con el Pan de Vida a los hijos de Dios! En verdad, ¡mayor maravilla es imposible, pues -a diferencia de los demás sacramentos que comunican la gracia divina-, la sagrada Eucaristía contiene al mismo Autor de la gracia!

Decíamos que, a lo largo de la historia, la Iglesia ha vivido y se ha alimentado de la Eucaristía, y con generosidad de Madre ha distribuido entre sus hijos el alimento imperecedero. Lo ha hecho, de un modo especial, celebrando el día del Señor, el domingo. ¡Es imposible vivir auténtica vida cristiana sin frecuentar el sacramento del Amor, y participar en la celebración de la santa Misa!

Sin embargo, en nuestros días, vemos cómo -a resultas del influjo de la secularización y de las diversas manifestaciones de increencia y ateísmo-, son muchos los hombres y mujeres que se alejan de la mesa del Señor. Es urgente llevar a cabo una nueva evangelización, a fin de conducir los hombres a Dios en orden a la salvación eterna. Más todavía, cuando la Iglesia ha de hacer frente, con renovado impulso apostólico, a los urgentes desafíos que ha de afrontar en el tercer milenio del cristianismo.

Con este objeto, a fin de ayudar a los fieles cristianos a revalorizar la celebración, y participación creyente y amorosa, en la Misa, el Papa Juan Pablo II ha querido ofrecer al pueblo cristiano la Carta apostólica Dies Domini (31-5-1998), con la esperanza de que la participación en la sagrada Eucaristía dominical sea más frecuente y provechosa, en orden a una mayor revitalización de la vida cristiana en la Iglesia de Dios. El Pontífice, a lo largo de este documento sencillo y esclarecedor, ha puesto de manifiesto las riquezas y tesoros del domingo cristiano. Igualmente, con un tratamiento diverso, ha publicado la Encíclica Ecclesia de Eucharistia (17-4-2003), al objeto de dar a conocer a los hombres de nuestro tiempo el augusto e inefable misterio del amor de Dios hacia los hombres, que llevó a Cristo a quedarse junto a nosotros a lo largo de la historia y hacerse alimento de nuestras almas.

Así, pues, insertándonos en el proyecto pastoral del Santo Padre, hemos querido ofrecer a los lectores el presente libro en orden a vivenciar más plena y conscientemente el domingo cristiano en el que, los cristianos celebramos de un modo especial la Eucaristía del Señor. Lo hacemos llenos de vivo interés en este año que el Pontífice ha declarado como Año de la Eucaristía.

De ahí que, en la primera parte de este libro, recojamos la Carta entregada por el Pontífice a los fieles cristianos. Su lectura sencilla, y al alcance de todos los creyentes, estamos seguros ayudará notablemente a redescubrir los valores y tesoros de los misterios divinos que encierra la Eucaristía dominical, de modo que la participación activa y frecuente de los creyentes sea un hecho indiscutido, del que brote luego el compromiso apostólico.

En una segunda parte recogemos las alocuciones pontificias pronunciadas con el objeto de ilustrar y divulgar los contenidos teológicos y pastorales del domingo. En la tercera parte, la Instrucción pastoral de la Conferencia Episcopal Española sobre el mismo objeto: Sentido evangelizador del domingo y de las fiestas. Y, luego, en una cuarta parte un estudio personal acerca del domingo cristiano, al objeto de animar y concretar los valores cristianos que contiene.

Confiamos que este libro sirva para despertar la práctica religiosa en tantos cristianos que, por diversos motivos, se han alejado de la oración y de la participación en la "mesa de la Palabra" y de la "mesa eucarística"; bienes con que Dios se da y enriquece abundantemente la vida divina en sus queridos hijos, por quienes Jesucristo derramó su preciosísima Sangre, al objeto de conferirles la Vida sobrenatural, que salta hasta la vida eterna.

ÍNDICE

RESUMEN:PRIMERA PARTE: CARTA APOSTÓLICA DIES DOMINI

CAP. I: DIES DOMINI, CELEBRACIÓN DE LA OBRA DEL CREADOR

"Por medio de la Palabra se hizo todo" (Jn 1,3)

"Al principio creó Dios el cielo y la tierra" (Gén 1,1)

El "shabbat": gozoso descanso del Creador

"Bendijo Dios el día séptimo y lo santificó" (Gén 2,3)

"Recordar" para "santificar"

Del sábado al domingo

CAP. II: DIES CHRISTI, EL DIA DEL SEÑOR RESUCITADO Y EL DON DEL ESPÍRITU

La Pascua semanal

El primer día de la semana

Diferencia progresiva del sábado

El día de la nueva creación

El octavo día, figura de la eternidad

El día de Cristo-luz

El día del don del Espíritu

El día de la fe

¡Un día irrenunciable!

CAP. III: DIES ECCLESIAE: LA ASAMBLEA EUCARISTICA, CENTRO DEL DOMINGO

La presencia del Resucitado

La asamblea eucarística

La Eucaristía dominical

El día de la Iglesia

Pueblo peregrino

Día de la esperanza

La mesa de la Palabra

La mesa del Cuerpo de Cristo

Banquete pascual y encuentro fraterno

De la Misa a la "misión"

El precepto dominical

Celebración gozosa y animada por el canto

Celebración atrayente y participada

Otros momentos del domingo cristiano

Asambleas dominicales sin sacerdote

Transmisión por radio y televisión

CAP. IV: DIES HOMINIS: EL DOMINGO, DÍA DE ALEGRÍA, DESCANSO Y SOLIDARIDAD

La "alegría plena" de Cristo

La observancia del sábado

El día del descanso

Día de la solidaridad

CAP. V: DIES DIERUM: EL DOMINGO, FIESTA PRIMORDIAL, REVELADORA DEL SENTIDO DEL TIEMPO

Cristo alfa y omega del tiempo

El domingo en el año litúrgico

CONCLUSIÓN

SEGUNDA PARTE: ALOCUCIONES PONTIFICIAS

ÁNGELUS del 5 de julio de 1998: Santificar el domingo, día del Señor sobre todo con la participación en la eucaristía.

ÁNGELUS, 12 de julio de 1998: El domingo, día del Señor, da nuevo sabor a la vida de cada día.

ANGELUS, 19 de julio de 1998: Redescubrir el sentido cristiano del domingo, día del Señor.

ÁNGELUS, 26 de julio de 1998: El domingo, día de la fe.

ÁNGELUS, 9 de agosto de 1998: El deber de participar en la misa.

ÁNGELUS, 16 de agosto de 1998: El domingo, día de alegría y solidaridad.

ANGELUS, 23 de agosto de 1998: El domingo nos revela el sentido del tiempo.

TERCERA PARTE: INSTRUCCION PASTORAL DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA SENTIDO EVANGELIZADOR DEL DOMINGO Y DE LAS FIESTAS

INTRODUCCION

Motivos de la Instrucción

Destinatarios

Objeto de la Instrucción

I. EL DOMINGO Y LAS FIESTAS RELIGIOSAS HOY

La situación de los días festivos en nuestras comunidades

El vacío espiritual del domingo

Nuevas condiciones sociolaborales

La actitud de la Iglesia

Ejemplos de ayer y de hoy

II. ASPECTOS EVANGELIZADORES DEL DOMINGO Y DE LAS FIESTAS

A) EL DOMINGO

Los orígenes del "día del Señor"

El "día del Señor" y las notas de la comunidad cristiana

El "día de la Iglesia"

El "día de la Palabra de Dios"

El "día de la eucaristía"

El "día de la caridad"

El "día de la misión"

El "día de la alegría"

Pascua semanal

"Fiesta primordial de los cristianos"

B) LAS RESTANTES FIESTAS CRISTIANAS

Las fiestas del calendario cristiano

Los signos de la fiesta y el "Día octavo"

III. ORIENTACIONES Y SUGERENCIAS PASTORALES

A) LA PASTORAL DEL DOMINGO Y DE LAS FIESTAS

Las fiestas y la identidad cristiana

Las dificultades socioculturales de la hora presente

El domingo de los que tienen que trabajar o viajar

Una pastoral evangelizadora

B) LA PASTORAL DE LA ASAMBLEA EUCARISTICA

Participación en la eucaristía dominical y festiva

Evitar la dispersión de la comunidad

Cuidar los elementos participativos

La presidencia y la actuación de los diversos ministerios

La liturgia de la Palabra

La homilía

Las celebraciones dominicales en ausencia del sacerdote

C) OTROS ASPECTOS DE LA PASTORAL DEL DOMINGO Y DE LAS FIESTAS

Celebración integral del domingo y de las fiestas

Las fiestas patronales

Traslado de fiestas a domingo y Misas rituales

Las Jornadas eclesiales

El domingo y las fiestas para el sacerdote

La celebración del domingo y de las fiestas en el Seminario

El domingo y las fiestas en las comunidades religiosas

Las Misas a través de la Radio y la Televisión

CONCLUSION

CUARTA PARTE: LA SANTIFICACIÓN DEL DOMINGO

Haciendo un poco de historia

La novedad de la Pascua cristiana

La celebración del domingo cristiano

* Aspectos antropológicos y culturales

* Aspectos teológicos

Vida cristiana y celebración del día del Señor

¿Qué podemos hacer el domingo?, ¿qué es lo más importante?...

¿Cómo participar en la celebración dominical?

Preocupación de los Pastores de la Iglesia: santificar el domingo


9 €

El Papa mariano nos habla de María

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El Papa Mariano

Presentación

Una de las notas que caracterizan a Juan Pablo II -bien conocida de todos- es su gran amor y veneración hacia la Santísima Virgen María. No en vano, a Ella quiso confiar su Pontificado, desde el primer momento, tomando como lema las palabras Totus tuus, que constituyen una declaración palmaria de amor mariano, y que reflejan la voluntad firme del Pontífice de confiar a Santa María sus desvelos de Pastor universal, como Medianera que es de todas las gracias y Madre de la Iglesia.

La Madre de Dios, en esta hora de la historia, vela con particular solicitud en favor de sus hijos y de la Iglesia santa. Buena prueba es su protección maternal, que salvaguardó la vida de Juan Pablo II aquel 13 de mayo de 1981, cuando sufrió el atentado en la Plaza de San Pedro. Sin duda alguna, su intercesión maternal se hace sentir en favor de la Iglesia, en este tiempo de fuertes dificultades.

Los años transcurridos, desde que Juan Pablo II iniciara el Pontificado, avalan el amor del Santo Padre hacia Santa María. A ella acude constantemente con espíritu filial, y de ella habla y trata abundantemente en sus discursos y documentos.

Todo esto es de gran importancia, y entraña un gran valor después de haber cruzado ya el umbral del tercer milenio del cristianismo. Juan Pablo II antes proclamó un Año Mariano (1987), al objeto de orientar (bajo el amparo de María) al Pueblo de Dios, en orden a cruzar el umbral del año 2000. En esta misma perspectiva, publicó una Encíclica mariana: Redemptoris Mater (25-3-1987), para que los cristianos todos -al igual que el apóstol Juan, a los pies de la Cruz- tomen a María como Madre, introduciéndola en la propia casa interior.

Las páginas que siguen, a continuación, recogen en textos densos -llenos de vida, de fe y de amor- algunas de las palabras más profundas, pronunciadas por el Santo Padre en estos años sobre María. Son palabras que tienen su origen en el "común padre en la fe", que como "buen pastor" desea llevar a los fieles encomendados, y a los hombres todos, al encuentro de la Madre, para que a través de Ella, el hombre viva en comunión con Jesucristo y la Beatísima Trinidad.

Estas enseñanzas marianas del Pontífice, últimamente, han sido enriquecidas en la Encíclica sobre la Eucaristía: Ecclesia de Eucaristia (17-4-2003). Y, poco antes, en la Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae (16-10-2002), impulsando y enriqueciendo el rezo del Rosario en la Iglesia de Dios.

¡Quiera Dios que la lectura de tan grandes enseñanzas nos ayuden a descubrir la verdad de María: su rostro materno, que vela sin cesar por los hijos amados! Meditando en tan altos misterios, quedaremos llenos de asombro por las maravillas que el Señor ha obrado en la llena de gracia. ¡Y nos la ha entregado por Madre!, para que tengamos trato, amistad y confianza filial con la Señora, Reina del universo. ¡Ella es nuestra!... ¡Sí, es nuestra Madre!, y debemos amarla e imitarla como hijos queridos.

Santa María es la estrella de la mañana que debe orientar al pueblo cristiano en medio de los grandes problemas que se interponen en el camino. Cuando la Iglesia está convocada a una nueva evangelización, no se nos oculta que el amor y la veneración hacia la Madre de Dios debe ser el motor que la impulse y alimente, en orden a comunicar la vida y la salvación de Cristo a los hombres y pueblos que habitan la tierra.

Tarea esta que constituye el reto que hemos de afrontar todos en el recién estrenado tercer milenio de la era cristiana. Sirva a ello este libro, como muestra de amor devotísimo a la Santísima Virgen María, y de afecto filial -y agradecido- al Santo Padre Juan Pablo II, por su constante y generosa entrega a la Iglesia en estos años de Pontificado, justamente cuando la Iglesia se dispone a conmemorar el 150º aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de María.

ÍNDICE

PRESENTACIÓN

Modelo de fe: 1-6.

María, la mujer entregada a Dios: 7-33.

Inmaculada concepción: 34-54.

Maternidad y virginidad: 55-79.

María, Madre de Dios: 80-87.

Virginidad de la Madre de Dios: 88-101.

María en el misterio de Jesucristo: 102-121.

María, Madre del Redentor: 122-126.

Corredentora, unida a Cristo, en favor de los hombres: 127-138.

Madre de la Iglesia: 139-177.

Madre de los hombres: 178-201.

Modelo de humanidad: 202-210.

Modelo de las mujeres: 211-218.

Santidad de María: 219-230.

María en el misterio de la salvación: 231-252.

Madre de la misericordia: 253-255.

Mediación de María: 256-267.

Madre de la Eucaristía: 268-275

Estrella de la evangelización: 276-281.

Culto mariano, razón teológica: importancia: 282-293.

La devoción mariana: 294-311.

El rosario: 312-382.

El ángelus: 383-386.

El escapulario de la Virgen del Carmen: 387.

María, esperanza de los hombres: 388-390.

Reina de los apóstoles: 391-394.

La nueva evangelización en la perspectiva del tercer milenio: 395-398.

Mujer asunta al cielo en cuerpo y alma: 399-406.

María es Reina del universo: 407-409.

ANEXO: La Virgen María en el Catecismo de la Iglesia católica

María, modelo de fe: 144, 273.

Llena de gracia: 721-726.

Inmaculada concepción: 490-495, 2853.

Encarnación del Hijo de Dios en Santa María: 483-489, 2617.

Madre de Dios: 452, 456, 467, 469, 470, 508, 509.

Virginidad: 437, 496-507, 510, 723, 964.

Corredentora: 511, 973.

Madre de la Iglesia: 829, 964, 965, 967-970, 972, 975.

Asunción: 966, 974.

Culto a María: 971.

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Testimonio mariano del Papa

Carta de Juan Pablo II a la familia monfortana



27 €


martes, diciembre 07, 2004

Orar a María

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Presentación

Ofrecemos al lector este conjunto de oraciones marianas, bajo el título Orar a María. Eso es lo que hemos pretendido a lo largo de estas páginas: fomentar en todos los creyentes el amor a María; un amor que se ha de traducir en obras de vida cristiana y en compromiso temporal y apostólico, pues ¡el amor a María no puede quedar en meras palabras, o sentimientos afectuosos!... ¡No, debe llevar a la vida, a la entrega a Dios y al amor al prójimo -en forma de caridad y espíritu fraterno, de justicia y solidaridad-, como fue la vida de María, totalmente entregada a Dios y al servicio de los hombres! Así, María será cauce privilegiado para llevar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo a cumplir la voluntad de Dios, y alcanzar la eterna salvación. Precisamente, esta fue la norma de conducta de la que es la Esclava del Señor.

En orden a fomentar este amor a María, su devoción -para que luego todo ello se traduzca en hechos de vida cristiana-, a lo largo de las páginas que siguen a continuación, hemos ido meditando las oraciones marianas. Esas oraciones que hemos rezado toda la vida: empezando por el Ave María, siguiendo por el Ángelus y la Salve... hasta terminar con el ¡Oh, Señora mía!... En otra ocasión, más adelante, ya tendremos ocasión de meditar sobre las riquezas que contiene esa oración típicamente mariana -la predilecta de nuestra Señora-: el rezo del Santo Rosario.

Lo hemos hecho de un modo sencillo, como entablando un diálogo de oración con la que es Madre de Dios y Madre nuestra. Son palabras que nos han salido del corazón en coloquio íntimo con la Madre. Y lo hemos hecho ayudados y guiados por las enseñanzas de grandes santos y pastores de la Iglesia..

Al confiarte este libro, estimado lector, lo hacemos llenos de ilusión, con la sola esperanza de que te pueda ayudar a conocer y a amar más a María. ¡Y a vivir como ella vivió!

ÍNDICE

AVE MARÍA

Dios te salve, María

Llena eres de gracia

El Señor es contigo

Bendita tú eres entre todas las mujeres

Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús

Santa María, Madre de Dios

Ruega por nosotros pecadores

Ahora y en la hora de nuestra muerte

Amén

MAGNIFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor

Se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador

Porque ha mirado la humillación de su esclava

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones

Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí

Su nombre es santo

Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación

Él hace proezas con su brazo

Dispersa a los soberbios de corazón

Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes

A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos

Auxilia a Israel su pueblo, acordándose de la misericordia

Como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abrahán

Y su descendencia por siempre

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.

Amén

ÁNGELUS

El ángel del Señor anunció a María

Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo

Ave María...

He aquí la esclava del Señor

Hágase en mí según tu palabra

Ave María...

Y el Verbo se hizo carne

Y habitó entre nosotros

Ave María...

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas

De nuestro Señor Jesucristo.

Oración:

Te suplicamos, Señor,

que derrames tu gracia en nuestras almas para que los que,

por el anuncio del ángel,

hemos conocido la encarnación de tu Hijo Jesucristo,

por su pasión y cruz,

seamos llevados a la gloria de la resurrección.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

SALVE

Dios te salve

Reina y Madre de misericordia,

Vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva

A ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora

Abogada nuestra

Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos

Y después de este destierro muéstranos a Jesús

Fruto bendito de tu vientre

¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!

¡Oh dulce siempre Virgen María!

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo

ANTÍFONIA MARIANA

Nos acogemos bajo tu amparo, Santa Madre de Dios

No desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades

Antes bien sálvanos siempre de todos los peligros

Virgen gloriosa y bendita

Amén

REGINA CAELI

Alégrate, Reina del cielo; aleluya,

porque el que mereciste llevar en tu seno; aleluya.

Ha resucitado, según había predicho; aleluya,

ruega a Dios por nosotros; aleluya.

Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya,

porque ha resucitado verdaderamente; aleluya.

Oración:

Oh Dios,

que por la resurrección de tu Hijo,

nuestro Señor Jesucristo,

te has dignado dar la alegría al mundo,

concédenos que por su Madre, la Virgen María,

alcancemos el goce de la vida eterna.

Por nuestro Señor Jesucristo. Amén

ACORDAOS

Acordaos

¡Oh piadosísima Virgen María!

Que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección

Implorando vuestra asistencia

Y reclamando vuestro socorro, haya sido desamparado

Animado por esta confianza, a vos también acudo, oh Madre

Virgen de las vírgenes

Y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana

Oh Madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente.

BENDITA SEA TU PUREZA

Bendita sea tu pureza

Y eternamente lo sea

Pues todo un Dios se recrea en tan hermosa belleza

A ti, celestial Princesa, Virgen Sagrada María

Te ofrezco en este día alma, vida y corazón

Mírame con compasión

No me dejes Madre mía

Hasta morir en tu amor.

¡OH SEÑORA MÍA!

¡Oh, Señora mía!

¡Oh, Madre mía!

Yo me ofrezco todo a Vos

Y en prueba de mi filial afecto os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser

En una palabra, todo mi ser

Ya que soy todo vuestro, Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra

Amén

14.40 €



AÑO DE LA EUCARISTÍA


Presentación

En la Misa del Corpus Christi (10-6-2004), Su Santidad Juan Pablo II anunció a la Iglesia, y al mundo, la celebración de un Año especial de la Eucaristía. El Santo Padre dijo que "Comenzará con el Congreso eucarístico internacional, que se celebrará del 10 al 17 de octubre de 2004 en Guadalajara (México), y concluirá con la próxima Asamblea ordinaria del Sínodo de los obispos, que tendrá lugar en el Vaticano del 2 al 29 de octubre de 2005, y cuyo tema será: La Eucaristía, fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia".

Los creyentes en Cristo, e hijos de la Iglesia, hemos recibido la noticia con grandísimo júbilo y alegría. También con la firme esperanza de que este año dedicado a la Eucaristía sea ocasión propicia para cada uno de nosotros, y para la entera Iglesia de Dios, de crecer en el amor al Señor presente en el Sacramento. Un amor que nos impulse a ser más y mejores testigos del Resucitado, identificándonos íntimamente con El. Así, penetrados de la gracia divina y del Espíritu de santidad, los cristianos podremos ser y realizar lo que somos por vocación divina: Luz del mundo y sal de la tierra. La celebración de este año de gracia -no se nos oculta-, se presenta también como un momento especialísimo para la Iglesia en su tarea de renovación, en continuidad con el Concilio Vaticano II. Así es como podrá llevar a cabo ese empeño apostólico en que está firmemente comprometida: la nueva evangelización del mundo.

La Eucaristía es la oblación de Jesucristo en favor de los hombres. Es la entrega del amor, por parte del Salvador, que a su vez demanda una respuesta de amor.

En la Eucaristía se contiene todo el bien de la Iglesia, ya que a diferencia de los demás Sacramentos, que confieren la gracia divina, la Eucaristía contiene al Autor mismo de la gracia, que quiere ser comido y bebido por los hombres, hermanos suyos en virtud del Bautismo, a fin de cristificar y divinizar la existencia humana.

De este modo, la Eucaristía deviene en pan de vida sobrenatural. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo, para que el mundo no perezca, sino que tenga vida por El. Estas palabras del Evangelio avalan el amor de Dios en favor del hombre, que le llevó a inmolarse en el patíbulo de la Cruz, a fin de vivificar a los hombres con la vida de la gracia, muertos antes por el pecado.

El Verbo de Dios se encarnó, por obra y gracia del Espíritu Santo, en las entrañas virginales de Santa María, para haciéndose hombre (Perfecto Dios y Perfecto Hombre, lo confiesa la Iglesia) redimir al hombre del pecado que le atenazaba. De este modo, en Jesucristo, Dios se ha hecho connatural con el hombre a fin de elevarlo a la dignidad de hijo de Dios, para que aquél fuera connatural con Dios por la vida de la gracia.

Este misterio divino, insondable, adquiere quizá su mayor profundidad en el misterio eucarístico. Gracias al memorial del Señor, que se celebra en el Sacrificio del Altar, Jesucristo renueva su sacrificio del Gólgota (a través de los ordenados sacerdotes) para vida de los hombres, y éstos se alimentan de Dios. De este modo, se produce una misteriosa deificación del hombre, gracias a la Eucaristía.

El pan eucarístico es el alimento que el hombre necesita imperiosamente en orden a renovar su vida, y transformar consiguientemente el mundo. Más todavía, cuando afloran tantas, y tan graves, violaciones de los derechos humanos, injusticias sin número, atropellos y vejaciones de todo tipo... El mundo nuestro es un mundo atormentado que necesita de la gracia de Dios; un mundo que debe alimentarse del pan de Dios, para realizarse según el proyecto de Dios, de modo que responda de verdad a las expectativas más nobles de los corazones humanos.

Confiamos que a este propósito sirva este trabajo que se nutre de las enseñanzas de Su Santidad Juan Pablo II y del Catecismo de la Iglesia Católica. Todo ello en orden a la renovación de la fe y de la nueva evangelización en que está comprometida la Iglesia entera. En el Catecismo se recogen importantes y sustanciosas enseñanzas eucarísticas, que han de alimentar la vida cristiana, de cuantos confiesan a Jesucristo como Salvador del mundo.

Enseñanzas del Papa al Pueblo de Dios que, últimamente, han sido notablemente enriquecidas con la publicación de la Carta apostólica (Dies Domini, 31-5-1998), sobre la celebración del domingo cristiano. Y con la Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia (17-4-2003), que tanto influjo han de llevar a cabo en la vida de la Iglesia y en cada uno de sus hijos, los fieles cristianos.

ÍNDICE

EUCARISTÍA E IGLESIA: 1-42

LITURGIA Y EUCARISTÍA: 43-53

DON DE DIOS: 54-64

MISTERIO DIVINO: 65-76

FUENTE DE BIENES SOBRENATURALES: 77-81

MISTERIO DE COMUNIÓN: 82-95

SACRAMENTO DE AMOR: 96-103

GRANDEZA DE LA EUCARISTÍA: APOSTOLICIDAD Y SALVACIÓN: 104-111

FUENTE DE FRATERNIDAD: 112-122

SACRIFICIO DE JESUCRISTO: 123-133

SANTIDAD DE VIDA: LA EXIGE Y REALIZA: 134-141

EUCARISTÍA Y SACRAMENTO DE LA PENITENCIA: 142-149

EUCARISTÍA Y SACERDOCIO: 150-198

SACERDOCIO MINISTERIAL Y SACERDOCIO COMÚN: 199-205

EL SACERDOCIO AL SERVICIO DEL LAICADO: 206-214

CULTO EUCARÍSTICO: 215-232

DISCIPLINA EUCARÍSTICA: 233-246

PAN DE LOS HOMBRES: 247-262

VIDA CRISTIANA: 263-274

EFICACIA TRANSFORMADORA: 275-281

LLAMADA AL COMPROMISO: 282-289

EUCARISTÍA Y MUNDO CONTEMPORÁNEO: 290-296

EUCARISTÍA Y EVANGELIZACIÓN: 297-308

LA SANTA MISA, VIDA DEL CRISTIANO: 309-335

MISA, DEBER DEL CRISTIANO: 336-348

SANTIFICAR EL DOMINGO: 349-374

MADRE DE LA EUCARISTÍA: 375-383

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ANEXO- LA EUCARISTÍA EN EL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA: 611, 671, 737, 766, 790, 805, 864, 838, 893, 950, 960, 1000, 1003, 1067, 1068, 1074, 1097, 1099, 1106, 1113, 1142, 1166, 1167, 1193, 1210, 1212, 1225, 1233, 1244, 1275, 1306, 1322, 1323.

I LA EUCARISTÍA - FUENTE Y CUMBRE DE LA VIDA ECLESIAL: 1324-1327.

II EL NOMBRE DE ESTE SACRAMENTO: 1328-1332.

III LA EUCARISTÍA EN LA ECONOMÍA DE LA SALVACIÓN

Los signos del pan y del vino: 1333-1336.

La institución de la Eucaristía: 1337-1340.

"Haced esto en memoria mía": 1341-1344.

IV LA CELEBRACIÓN LITÚRGICA DE LA EUCARISTÍA

La misa de todos los siglos: 1345-1347.

El desarrollo de la celebración: 1348-1355.

V EL SACRIFICIO SACRAMENTAL: ACCIÓN DE GRACIAS, MEMORIAL, PRESENCIA: 1356-1358.

La acción de gracias y la alabanza al Padre: 1359-1361.

El memorial sacrificial de Cristo y de su Cuerpo, que es la Iglesia: 1362-1372.

La presencia de Cristo por el poder de su Palabra y del Espíritu Santo: 1373-1381.

VI EL BANQUETE PASCUAL: 1382-1383.

"Tomad y comed todos de él": la comunión: 1384-1390.

Los frutos de la comunión: 1391-1401.

VII LA EUCARISTÍA,"PIGNUS FUTURAE GLORIAE": 1402-1405.

RESUMEN: 1406-1419.

B) LA EUCARISTÍA Y OTROS SACRAMENTOS: 1436, 1509, 1517, 1524, 1525, 1533, 1561, 1570, 2120.

C) EL DÍA DEL SEÑOR

El día de la Resurrección: la nueva creación: 2174.

El domingo, plenitud del sábado: 2175-2176.

La eucaristía dominical: 2177-2179.

La obligación del Domingo: 2180-2183.

Día de gracia y de descanso: 2183, 2185-2188.

RESUMEN: 2189-2195, 2643, 2643, 2720, 2771, 2772, 2816, 2827, 2837, 2861
Precio 23 euros

VOCACIONADOS AL AMOR





Los hombres y mujeres -especialmente los católicos- al orientar la realización de sus vidas en el matrimonio han de hacerlo según la norma moral enseñada por el Papa, y que ellos mismos descubrirán grabada en su conciencia en virtud de la auténtica naturaleza del amor conyugal, y de su dignidad de personas, que así presenta la sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia. Norma moral que es vinculante y obligatoria para cuantos aspiren a realizar en la verdad las exigencias de la vocación matrimonial, en orden al servicio de transmitir la vida.

Juan Pablo II ha confirmado la validez de esta enseñanza moral en la Exhortación apostólica Familiaris consortio, y en innumerables ocasiones a lo largo del Pontificado. Enseñanzas que han adquirido ulteriores matices, y relieve, en las encíclicas Veritatis splendor y Evangelium vitae. También ha destacado la audacia y valentía apostólica de Pablo VI, fiel a su misión eclesial. Por otra parte, ha señalado que la Encíclica Humanae vitae constituye un signo de los tiempos, y que reviste un valor de carácter profético de primer orden en nuestros días, ante las tendencias que se registran en orden a construir la civilización de la muerte, contrapuesta a la civilización de la vida y el amor, que preconiza la Iglesia.

Los Obispos españoles, también celebraron el veinticinco aniversario de la Encíclica paulina, ensalzando sus enseñanzas, en el Documento Una Encíclica profética: la "Humanae vitae" (20-11-1992). Luego, posteriormente, han vuelto a afirmar la misma enseñanza evangélica en la Instrucción Pastoral La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad (27-4-2001). Y con igual espíritu se han pronunciado por medio del Directorio de la pastoral familiar (21-11-2003). Todo ello en orden a promover el verdadero amor conyugal, realizando la vocación al amor en virtud de la diferenciación sexual, con el objetivo de realizar la comunión de las personas (n. 28). El amor debe permanecer abierto a la transmisión de la vida, pues así lo reclama el sentido profundo de la sexualidad humana (cf. n. 30).

Las páginas que siguen a continuación abordan, pues, el problema de la verdad del amor conyugal y de la transmisión de la vida, bajo el concepto de paternidad y maternidad responsable, porque a ambos (varón y mujer) afecta por igual. Cuestión que se enfoca a la luz de los principios antropológicos, escriturísticos, teológicos y morales, que dan razón verdadera de la enseñanza de la Iglesia. Los esposos están invitados a reflexionar en torno a ello, y a seguir tales enseñanzas en orden a realizar plenamente su vocación y misión de esposos y de padres. Verdad que es la condición de su realización personal, y consiguientemente, de su felicidad, ya en la tierra. Así podrán llevar a cabo el designio de Cristo sobre ellos: ser santos. De ese modo harán presente el amor de Dios para con la humanidad en medio del mundo, y de Jesucristo para con la Iglesia, con la que se desposó (en virtud de la obra redentora) en un amor casto, fiel y fecundo para salvación del mundo universo.

No teman los esposos por la dificultad del camino. No consideren que esta enseñanza sea algo extraño a ellos, o enemigo -si cabe- de su felicidad, de su bien... Todo lo contrario, es la condición verdadera para que puedan alcanzarla en plenitud.

Y, digo "no teman", porque el mismo Jesucristo es su compañero y amigo de viaje, que comparte con ellos sus dificultades, alegrías y esperanzas. Él mismo viene en su ayuda -en virtud de la gracia recibida en el sacramento-, y por su compromiso de amor, para que puedan realizar felizmente su misión. No teman tampoco, porque la Iglesia -madre y maestra- acompaña la vida de sus hijos con solicitud maternal. Ella vela amorosamente en favor de los esposos, ayudándoles con su magisterio, con la administración de los sacramentos -que nutren, enriquecen y santifican sus vidas-, y con toda su acción pastoral.

¡Quiera Dios que los esposos sean fieles a su vocación, de modo que testifiquen que "el amor no ha pasado", que el amor está vivo y presente en nuestro mundo! ¡Confiemos que los esposos vivan con entusiasmo la inmensa grandeza de ser servidores de la vida en la forja de la civilización del amor!

ÍNDICE

I- CONSIDERANDOS

1- Matrimonio y "paternidad-maternidad responsable" en el Concilio

2- Humanae vitae y paternidad-maternidad responsable

a) Apreciación global de la Encíclica

- Considerandos

- Principios doctrinales

b) Naturaleza y carácter de la Encíclica

c) Carácter vinculante de la Encíclica

3- Catecismo de la Iglesia católica y paternidad-maternidad responsable

a) Fundamento: la ley natural

b) Tratamiento del matrimonio y de la familia

II- ASPECTOS ANTROPOLOGICOS

1- La verdad del hombre

2- La sexualidad

Preparación para el matrimonio

3- Castidad conyugal

4- Personalismo y paternidad-maternidad responsable

III- VERTIENTE MORAL

A) LA VERDAD MORAL

1- Ley natural y paternidad-maternidad responsable

2- Dimensión antropológica de la moral conyugal

a) Moralidad de la norma "paternidad-maternidad responsable"

b) "Ley de gradualidad" en la vivencia de la paternidad responsable

c) Enseñanza moral de la Iglesia

3- Formar rectamente la conciencia

4- Paternidad y maternidad responsable, y violación de la norma moral: pecado

5- Paternidad y maternidad responsable

Significado de este criterio moral

B) CULTURA CONTRARIA A LA VIDA

1- Contraconceptivos y paternidad responsable

a) Contraconceptivos: exclusión artificial de la procreación

b) Prácticas contraconceptivas: injustificables

2- El servicio a la vida y la paternidad responsable

3- Aborto y prácticas contraconceptivas

C) MORALIDAD DE LOS METODOS NATURALES

1- Consideraciones doctrinales

2- Apreciaciones prácticas

D) MATRIMONIO, FAMILIA Y PATERNIDAD-MATERNIDAD RESPONSABLE

1- Matrimonio

2- Matrimonio: institución divina y vocación del hombre

3- Amor conyugal

a) Amor conyugal: naturaleza

b) Amor conyugal: esencia

c) Cualidades del amor conyugal

d) Amor y ascesis conyugal

e) Amor conyugal generoso

f) Vocación y santidad

4- Comunidad de vida y amor

5- Santidad y "paternidad-maternidad responsable"

a) La santidad de la familia

b) La familia al servicio de la vida humana

c) Vocación a la santidad de los esposos, y paternidad y maternidad responsable

6- Pastoral familiar

IV- PATERNIDAD-MATERNIDAD RESPONSABLE Y SOCIEDAD HUMANA

1- Paternidad y maternidad responsable: errores

2- Autoridad: competencia en la paternidad y maternidad responsable

3- Control demográfico y paternidad responsable

4- Planificación familiar y paternidad-maternidad responsable

5- Ciencia y paternidad-maternidad responsable

V- EPILOGO: Acción pastoral e impulso al servicio de la vida en atención a la "paternidad y maternidad" responsable

ANEXO

MÉTODOS PARA CONTROLAR LA FERTILIDAD HUMANA

¿Qué tipos de métodos existen para controlar la fertilidad humana?

¿Cuándo se dice que un método contraceptivo es abortivo?

¿Cuándo se dice que un método contraceptivo es anticonceptivo?

¿Cuáles son los mecanismos de acción de los métodos artificiales de control de la fertilidad humana?

¿A qué nos referimos al hablar de métodos hormonales?

¿Qué es la denominada píldora anticonceptiva?

¿Qué tipo de píldoras anticonceptivas existen actualmente?

¿Existen otros contraceptivos hormonales distintos a la píldora anticonceptiva?

¿Cómo actúa la píldora anticonceptiva?

¿Cuál es su eficacia como método para regular la fertilidad humana?

¿Tiene la píldora anticonceptiva efectos secundarios perjudiciales para la mujer?

¿Qué es la píldora del día siguiente?

¿Es la píldora del día siguiente abortiva?

¿Qué es la píldora RU?486?

¿Cómo actúa la RU?486?

¿Se utiliza la píldora abortiva RU?486 como método para controlar la fertilidad humana?

¿Puede tener la píldora abortiva RU?486 efectos secundarios para el hijo o la madre?

¿Qué son los métodos contraceptivos de barrera?

¿Cuáles son los más utilizados?

¿Por qué el preservativo es anticonceptivo?

¿Cuál es la eficacia del preservativo como método anticonceptivo?

¿A qué nos referimos al hablar de contracepción intrauterina?

¿Cuál es el mecanismo de acción del DIU?

¿Cuál es su eficacia contraceptiva?

¿Qué número de vidas humanas se pierden como consecuencia de la utilización del DIU?

¿Qué son los métodos quirúrgicos para la regulación de la fertilidad humana?

¿Cuál es su eficacia anticonceptiva?

¿Tienen efectos secundarios perjudiciales para el hombre o la mujer?

¿Cuál es su mecanismo de acción?, ¿son anticonceptivos o abortivos?

¿Son actualmente muy utilizados los métodos quirúrgicos? ¿Cuáles son las consecuencias generales más inmediatas de la utilización de los métodos anticonceptivos?

¿Se ha conseguido reducir el número de embarazos en adolescentes como consecuencia de la utilización de los métodos artificiales de regulación de la fertilidad humana?

¿Y las enfermedades de transmisión sexual?

¿Y el número de abortos?

MÉTODOS NATURALES PARA LA REGULACIÓN DE LA FERTILIDAD HUMANA

¿Qué son los métodos naturales para la regulación de la fertilidad humana?

¿Qué tipos de métodos naturales existen?

¿Cuál es el método del ritmo o método de Ogino?

¿Cuál es su eficacia como método para regular la fertilidad humana?

¿Cuál es el método de la temperatura?

¿Cuál es su eficacia como método para regular la fertilidad humana?

¿Cuál es el método del moco cervical o método de Billings?

¿Qué eficacia tiene?

¿Cuál es el método sintotérmico?

¿Existen otros métodos naturales para regular la fertilidad humana?

¿Tiene los métodos naturales efectos médicos secundarios?

¿Pueden usar los métodos naturales las mujeres cuyo ciclo es irregular?

¿Puede tener el uso de los métodos naturales efectos negativos para la relación sexual de la pareja?

¿Existen razones de orden natural que justifiquen hoy día la utilización de los métodos naturales para regular la procreación humana?

VALORACIÓN MORAL DE LA REGULACIÓN DE LA FERTILIDAD HUMANA

¿Pueden estar justificadas las relaciones sexuales prematrimoniales?

¿A quién corresponde dar orientaciones morales sobre la regulación de la fertilidad humana?

¿Se puede calificar la doctrina de la Iglesia en el campo de la regulación de la fertilidad humana como verdadero Magisterio?

¿A quién corresponde interpretar el Magisterio de la Iglesia? En consecuencia ¿qué papel debe jugar la conciencia de los esposos en la regulación de la fertilidad humana?

¿Existe una continuidad en las declaraciones de los últimos pontífices sobre esta materia?

¿Es esta doctrina, tan claramente expuesta en el Magisterio de la Iglesia, admitida unánimemente?

Y ante este rechazo, por parte de algunos teólogos, de la enseñanza del Magisterio de la Iglesia,

¿cuál debe ser la conducta del católico que quiere vivir con fidelidad su fe?

¿Qué entiende el Magisterio de la Iglesia por paternidad responsable?

¿Desde el punto de vista teológico, por qué no son lícitos los métodos artificiales de regulación de la fertilidad humana para vivir la paternidad responsable?

¿Existen razones antropológicas que apoyen la ilicitud de los métodos artificiales de regulación de la natalidad?

¿Son en cambio lícitos los métodos naturales? ¿Qué diferencias esenciales hay entre los medios contraceptivos y los métodos naturales de regulación de la fertilidad?

¿Hay diferencias de orden moral entre ambos tipos de métodos?

¿Existen algunas declaraciones pontificias recientes, y en especial del papa Juan Pablo II, recomendando el aprendizaje de los métodos naturales para la regulación de la fertilidad humana?

¿Desde un punto de vista moral, se pueden utilizar en algún momento los métodos artificiales para regular la fertilidad humana?

¿Puede uno de los cónyuges cooperar en la relación sexual con el otro cónyuge cuando éste está firmemente decidido a utilizar un método contraceptivo?

¿Se puede esterilizar a un deficiente mental para evitar un embarazo no deseado?

¿Es acorde una mentalidad anticonceptiva con la vivencia comprometida del Evangelio?

¿Se puede vivir una actitud abierta a la vida dentro del concepto de paternidad responsable, sin estar esta actitud inmersa en una consideración trascendente de la existencia?

¿Cuáles pueden ser algunas acciones de los católicos para promover una actitud más abierta a la vida?
Precio 18 euros


lunes, septiembre 20, 2004

VIA CRUCIS PARA LA VIDA CRISTIANA



Estas páginas se escribieron durante mi estancia en Kenia, atendiendo a un grupo de jóvenes universitarios en un campo de trabajo de asistencia médica a los nativos.

Con todo mi afecto a los deshederados de la tierra, por su redención humana y cristiana: ¡En ellos Cristo revive hoy su Pasión!

Temas tratados

La cruz es la gran escuela de la santidad. San Pablo escribió: Cuando a mí, jamás me gloriaré a no ser en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo (Gá 6,14). El aprendió bien de su Maestero, el Señor Jesús, el camino que debía recorrer hasta alcanzar la vida del Cielo, pues el Señor, evangelizando a los hombres de su tiempo, declaró: El que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí (Mt 10,37). Y, en otra ocasión, dijo: el que no toma su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mí discípulo (Lc 14,27).

Precio 9,98 euros


EL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA MEDITADO


Presentación

Con fecha 11 de octubre de 1992, Su Santidad Juan Pablo II, publicaba la Constitución apostólica Fidei depositum, por la que confiaba a los fieles católicos, y a todos los hombres de buena voluntad, el Catecismo de la Iglesia católica, como síntesis valiosa y autorizada de la fe de la Iglesia. Como manifestó el Pontífice (Discurso al Congreso Catequístico Internacional, 11-10-2002), el Catecismo "permite conocer y profundizar, de manera positiva y serena, lo que la Iglesia católica cree, celebra, vive y ruega".

Con la publicación del Catecismo, el Santo Padre dio cumplimiento a la petición de los Obispos, reunidos en Sínodo (año 1985), que solicitaron una exposición actualizada de la fe que sirviera eficazmente a la evangelización del hombre moderno, siendo al mismo tiempo señal de identidad de los creyentes. Tras múltiples y diversas consultas, tanto a los Obispos, como a los Superiores Mayores Religiosos y Universidades Católicas, y contando con el parecer de eminentes teólogos y pastoralistas, el Santo Padre confió a los hijos de la Iglesia tan importante documento. Considerando el camino seguido hasta su publicación -como bien reseñó el Sumo Pontífice-, podemos decir, en verdad, que se trata de un acto colegial de la entera Iglesia de Dios.

La importancia y alcance del mismo es vital, pues -como consideró Juan Pablo II en el discurso antes mencionado- "está llamado a convertirse cada vez más en herramienta válida y legítima al servicio de la comunión eclesial, con el grado de autoridad, autenticidad y veracidad que es propio del Magisterio ordinario pontificio". Sin duda alguna, ha de ser instrumento privilegiado en orden a hacer operativa y eficaz la nueva evangelización en que, actualmente, está comprometida la Iglesia.

Valor trascendental del Catecismo si tenemos presente el proceso de progresiva descristianización que marca la hora presente del mundo, así como los desafíos pastorales que interpelan a la Iglesia y a los creyentes. Más teniendo en cuenta, como se ha dado en decir, que el Catecismo de la Iglesia Católica vendría a ser como el último de los documentos del concilio Vaticano II. El Concilio -como bien es sabido- fue clausurado en el año 1965. Con la publicación de los documentos conciliares, se inició en la Iglesia un gran proceso de reforma y actualización de sus instituciones, afectando profundamente al núcleo central de su vida, la sagrada Liturgia.

Fruto de la renovación conciliar fue también la promulgación del Código de Derecho Canónico de la Iglesia Latina (25-1-1983) y, luego, del Código de Cánones de las Iglesias Orientales (18-10-1990). De este modo, el concilio Vaticano II se traducía -por así decir- en forma de lenguaje jurídico, en orden a regular la vida y acción de los fieles en la Iglesia santa. Al publicarse el Catecismo de la Iglesia católica, penetrado como está de las enseñanzas y del espíritu del Concilio, podríamos decir que el Concilio ha venido a enriquecer la fe y la vida de la Iglesia, pues no en vano su celebración y feliz realización constituye una piedra millar más en la construcción de la Iglesia de Cristo..

A resultas de todo esto -y de otros muchos aspectos y realidades que podríamos considerar- se nos impone la gran importancia que tiene el Catecismo en el actual momento de la vida de la Iglesia. Sin duda alguna, constituye una piedra preciosa engastada en el cuerpo eclesial, que está llamada a revitalizar la fe de los creyentes y su dinamismo apostólico.

Este es uno de los grandes objetivos, que ha señalado Juan Pablo II, en orden a que el Catecismo nutra y fecunde la vida de la Iglesia. Es cierto que está llamado a inspirar y orientar la publicación de otros catecismos. Pero sería empequeñecer su influjo si lo redujéramos a esa misión. El Catecismo ha de estar presente en toda la vida de la Iglesia, tanto en la predicación homilética, como en los libros que se publiquen, ya sean de espiritualidad como de exposición doctrinal de la fe. El Catecismo ha de ser fuente recurrente en orden a la oración de los cristianos, tanto a nivel personal como comunitario. Además de no faltar en la biblioteca de ningún hogar cristiano, ha de ser un libro que se consulte a menudo, que se lea y comente en familia, en grupos de oración y de apostolado...

A este respecto, observo con cierta preocupación, que si bien su publicación fue recibida con gran entusiasmo, poco a poco va quedando relegado al olvido, cuando no arrinconado... Por eso no deja de ser llamativo que en orden a promover su divulgación, el Papa encargara al Cardenal Ratzinger la elaboración de un Catecismo que fuera síntesis del ya publicado, en orden a ser mejor conocido y divulgado.

Precisamente en esta línea se inscribe el libro que tenemos la alegría de presentar: El Catecismo de la Iglesia católica meditado. Lejos de nuestro alcance y posibilidades pretender grandes objetivos, ni empeñarnos en grandes metas. No. Nuestra vida transcurre sencilla y corriente. No obstante, fruto de esa vida cristiana y pastoral es el libro que tienes en tus manos.

¿Que cómo ha nacido?... Lo explicaré sencillamente. Todo comenzó de la manera más normal. Como sacerdote, que dirijo un grupo de oración (acostumbro predicar algunas meditaciones ante el Santísimo Sacramento), consideré que era muy interesante, en orden a formar en la fe y enriquecer la vida espiritual de los participantes, leer y meditar acerca de las enseñanzas del Catecismo. Y como me propusieran grabar las meditaciones que pronunciara, así lo hicimos. Luego, con la importantísima colaboración de Susana -a la que estamos inmensamente agradecidos, pues sin su ayuda esto no habría sido posible- se transcribieron las meditaciones. Sólo faltó retocar algunas expresiones, o realizar pequeñas correcciones de estilo, para que resultara el texto que tengo el gusto de ofrecer a tu consideración.

Este libro, pues, es el fruto de ratos de oración pasados ante el Señor, presente en la Sagrada Eucaristía. Su exposición ha sido sencilla y vital, precedida -como es lógico- de cierta preparación. Por ello, sería vano e inútil pretender extraer consecuencias teológicas o aplicaciones pastorales del mismo. El objetivo ha sido más bien humilde, aunque no exento de importancia: Meditar acerca de la fe de la Iglesia, tal como ella la expone autorizadamente, en orden a hacerla vida de nuestras vidas por medio de la oración y de la meditación.

Caso que hallamos logrado nuestro objetivo, aunque sea en pequeña medida, nos daremos por satisfechos. Más todavía, si hubiéramos ayudado a vivir la fe, a encarnarla de verdad en la propia vida, a fin de ser luego apóstoles valientes y audaces de Jesucristo Redentor, única esperanza de los hombres y Salvador nuestro.

ÍNDICE

PRIMERA PARTE: LA PROFESIÓN DE LA FE

Catecismo, 1: nn.1-26: El Catecismo, don de Dios a su Iglesia

Importancia del Catecismo

Las cuatro partes en que se divide el Catecismo

Conocer al verdadero Dios: la Verdad de la salvación

Dios ha creado al hombre por amor, para hacerlo feliz: llamado a la vida eterna

Vivir en la presencia de Dios, para Él: participar de su amor

Ante el pecado del hombre, designio salvífico de Dios: Cristo y la Iglesia

Llamada urgente al apostolado: nueva evangelización y catequesis

Significado eclesial del Catecismoe

Catecismo, 2: nn.26-65: Necesitamos de Dios

Dios se ha dado a conocer: Revelación y acto de fe

El hombre es capaz de conocer a Dios: tendencias secularizantes

Grandeza de la fe: ayudar a redescubrir la fe

Deseo innato de Dios: el hombre, ser religioso

A la búsqueda de Dios: Dios mismo nos busca

Revelación natural y sobrenatural de Dios. La Iglesia servidora de la verdad

Revelación sobrenatural y fe: verdad de Dios, que nos da a Cristo Redentor

Catecismo, 3: nn. 66-95: Las fuentes de la Revelación cristiana

Revelación completa y acabada. Prosigue en la Tradición de la Iglesia

Revelaciones privadas en la Iglesia: valor

La Iglesia depositaria de la Revelación: Escrituras y Tradición

Escritura y Tradición: unión íntima e implicación recíproca

El depósito sagrado: la Iglesia su defensora

La Iglesia, intérprete auténtica de las Escrituras

Relaciones Magisterio y Escritura: dogmas y sentido de fe del pueblo creyente

Catecismo, 4: nn.101-133: El tesoro de las Sagradas Escrituras

La palabra y el Verbo: dones de Dios a los hombres

Palabra y Eucaristía: semejanza y distinción

Hacer vida nuestra la Palabra: formación en la fe. Escritura e Iglesia

La verdad de Dios: Escrituras, Tradición e Iglesia

Para la recta comprensión de las Escrituras

El canon de los libros sagrados: la unidad de las Escrituras y la verdad de la fe

La Palabra de Dios en la vida de la Iglesia y de los fieles

Catecismo, 5: nn. 142-175: El tesoro de la fe

La Sagrada Escritura, don del amor de Dios a los hombres: respuesta de fe

Modelos de fe: Abraham y María

El valor de la fe: Dios, garante de su verdad. Crecer en fe: hacer actos de fe

Fe en Dios, en Cristo y en la Trinidad

La fe es un don de Dios, una gracia, y acto humano

Fe y motivos de credibilidad: la certeza de la fe

Fe y conocer: fe y ciencia

Libertad y grandeza de la fe: necesaria para la salvación

Catecismo, 6: nn.185-227: Creo en Dios: Yahvé y Padre Dios

El símbolo de la fe: los artículos del credo

Vivir en sintonía con la fe: coherencia y unidad de vida

Vivir la fe en comunión con la Iglesia


sábado, septiembre 18, 2004

Madre Inmaculada



MADRE INMACULADA

Presentación

En este libro, sencillo y breve, tengo el gusto de ofrecer al lector mi predicación en la novena a María Inmaculada, que tuve el honor de dirigir a los feligreses de la Parroquia de Santa Ana, en Cervera del Río Alhama (La Rioja). La celebramos el año pasado y para mí constituyó una ocasión magnífica de hablar de María Santísima -cosa siempre tan grata a quien ame profundamente a la Madre de Dios-.

Aquellos días me brindaron la oportunidad de centrar más mi vida espiritual en torno a María, secundando así el querer del Señor Jesús cuando nos la dio por Madre al pie de la Cruz. En efecto, María -como escribió el Papa Juan Pablo II en la Encíclica Redemptoris Mater- ha de ser nuestra Madre espiritual, introduciéndola como Juan en la casa interior, en lo más íntimo y querido a nosotros.

¡Hablar de María, predicar de ella!... ¡Glorificar a Dios por las maravillas que ha obrado en su esclava, la mujer siempre creyente y entregada a Dios por completo!... ¡Qué tarea tan fascinante!, ¡qué privilegio tan grande para aquellos que hemos hecho de la propia vida una entrega alegre y esperanzada en la Iglesia de Dios, a fin de servir lo mejor posible en la fascinante aventura de la salvación de los hombres!...

Suena a cosa tradicional en la Iglesia ese dicho: ¡De Maria, nunca bastante!... Sí, nunca se ponderará adecuadamente la santidad y el esplendor de la santidad de María. Verdaderamente, nunca destacaremos todo cuanto merece ser ensalzada la Doncella de Nazaret. Nunca glosaremos bastante el cúmulo de gracias y maravillas que Dios ha obrado en ella, que tan generosa y fielmente le sirvió siempre, sin reservarse jamás nada para sí... Reviviendo en la memoria aquellos días transcurridos en Cervera, todavía recuerdo el fervor del pueblo fiel a María, sus incesantes muestras de cariño para con la Madre de Dios, su oración ferviente y enardecida, sus cantos alegres y vibrantes... También recuerdo su nostalgia del pasado: cuando Cervera estaba más poblado; cuando por sus calles corrían alegres y bullangueros los más pequeños; cuando en sus casas vivían tantos jóvenes, que daban pie a soñar con un futuro espléndido... También añoran -como en todos los sitios- las manifestaciones de una fe más vibrante y convencida, el testimonio connatural y valiente de los cristianos persuadidos de la verdad de su salvación en Cristo. Igualmente, sienten nostalgia de aquel fervor mariano, que movía a tener tantos y tantos detalles de amor con la Señora; y que impulsaba a realizar tantos y tantos sacrificios para obsequiarla convenientemente. Lo hacían seguros de la fe y del amor que profesaban. Y, seguros de que así agradaban y glorificaban a Dios.

NEn contra de lo que algunos pudieran considerar, como si el amor a María estuviera llamado a menguar en la Iglesia de Dios, o a desaparecer en los tiempos modernos, nosotros somos de la opinión totalmente contraria. ¡María sigue siendo amada en nuestros días, y necesitamos muchísimo de su ayuda e intercesión maternal!... El amor a María está llamado a ser un medio providencial, puesto en las manos de Dios, para que los hombres de nuestro tiempo vuelvan a Dios, y en Él alcancen la felicidad y la salvación que tanto anhelan.

Sin duda alguna, cuando la crisis de fe, y la fuerte descristianización, se hacen notar en tantos ambientes y realidades de nuestro tiempo, el amor a María será fermento y catalizador para que los hombres y mujeres de hoy vuelvan a Dios. Y, con María, Estrella de la mañana y Auxilio de los cristianos, en comunión con todos los cristianos, llevaremos a cabo la nueva evangelización del mundo, en los albores del tercer milenio del cristianismo.

De la mano de María, Medianera en Cristo de la gracia, vendrán a la Iglesia de Dios las vocaciones que tanto necesita para proseguir su misión salvífica en medio de los hombres. De su mano, Refugio de los pecadores, florecerán las conversiones para que todos en Cristo tengamos Vida, vida verdadera, que salta hasta la vida eterna. De María, por su ayuda maternal, como Reina de las familias, Dios suscitará familias santas, pequeñas iglesias domésticas que, transformadas con el fermento evangélico, renueven y revitalicen la Iglesia de Dios y el entero tramado de la sociedad. Con la ayuda de María, Reina de la paz, Dios bendecirá a la humanidad, que se debate en mil conflictos e injusticias, con el inestimable don de la paz, obra del amor, de la verdad, de la justicia y de la libertad.

Y así en todo, pues todas las gracias que Dios comunica a los hombres, y a su Iglesia, pasan por las manos de María, Medianera universal de la gracia. Ella, Madre de Dios Hijo y Reina del universo, ¿qué no podrá, que no hará en favor nuestro, cuando ha sido llevada al cielo en cuerpo y alma, precisamente para esto, para ayudarnos más y señalarnos el camino que conduce a las eternas moradas?...

Ella con su estilo de vida -y unida a su Hijo- es ese camino, pues no en vano el Maestro y Redentor de los hombres dijo: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. ¡Quiera, pues, Dios que este libro sirva para conocer más a María y estimularnos en su amor!... ¡Quiera Dios que estas páginas nos sirvan de estímulo en nuestra entrega a Dios, de forma que recorramos con paso firme y presuroso, al tiempo que lleno de entusiasmo y de alegría, el camino de nuestra santificación!

Pedro Jesús Lasanta.

Recordando con gratitud y alegría los felices días vividos el año pasado en Cervera del Río Alhama; recordando a sus gentes y felicitándoles por sus testimonios de caridad y vivencia cristiana; recordando especialísimamente a su cura-párroco Don Félix Viguera, tan entrañable, generoso y acogedor.

ÍNDICE
¿QUIÉN ES MARÍA?

María, criatura de Dios, entregada a su amor

Madre Inmaculada, Toda Santa

El anuncio de la Encarnación del Hijo de Dios

María, entregada incondicionalmente a Dios: cumplir su voluntad

María, entregada incondicionalmente a Dios: cumplir su voluntad

Estamos llamados a ser santos, como María

Cumplir la voluntad de Dios, como María

SANTIFICAR LA VIDA ORDINARIA

En diálogo amoroso con el Señor

Sencillez de la vida de María

En qué se diferencia la Virgen

Cómo fue la vida de María

Podemos amar más: transformar la vida ordinaria

Qué hacer para santificar la vida ordinaria

MARÍA, REINA DE LA FAMILIA

Crisis y atentados contra la familia: María reina de las familias cristianas

Solicitud pastoral del Papa en favor de la familia

Vocación matrimonial y familiar de María: importancia de la familia

Llamados a vivir el verdadero amor conyugal y familiar

La familia, iglesia doméstica: escuela de oración y de apostolado

VIRGEN DE LAS VÍRGENES

Vocación de María a la virginidad

Valor actual de la virginidad

La virginidad vivida por amor al Reino de los cielos

SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS

La salvación ya realizada

María creyó y se entregó a Dios

María es Madre de Dios

También es nuestra Madre, y Madre de la Iglesia

Pasemos por el Corazón de María

MADRE DE LA IGLESIA

Orar a María por las vocaciones

Cristo, la Iglesia y el cristiano

Seamos miembros vivos de Cristo, vivamos en gracia

María, Madre de la Iglesia: su modelo y tipo

Amar a la Iglesia: María, como Madre buena, vela por ella

MADRE DE LOS CRISTIANOS

María ha de ser nuestra Madre espiritual: entrar en su Corazón

Tratar filialmente a María, como hijos pequeños

Amando a Dios y a María, vivamos como hermanos

Tener trato íntimo con María: imitarla

MARÍA ES CORREDENTORA

¿Por qué María es corredentora?

Cómo cooperó María en la obra de las Redención

María siempre vivió para Jesús

María en el misterio salvífico del Redentor

María, la primera redimida y corredentora

María es nuestra Abogada, Auxiliadora, Mediadora

MARÍA, REINA DEL CIELO

Una mujer ha sido coronada en el cielo

La triple lucha del cristiano para alcanzar el cielo

María estrella del cristiano: cargar con la cruz de Cristo

¿Por qué fue coronada María?

Mereció ser coronada

Vencedora del demonio: Ella es nuestra Reina


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