domingo, abril 06, 2008

San Antonio María Claret


Presentación

Presentamos este libro, nacido de los escritos de san Antonio María Claret. Su finalidad es clara y bien precisa: dar a conocer al Santo y ofrecer sus escritos de una forma accesible a los lectores, para que puedan conocerlo y meditar sus enseñanzas. Tarea esta que será muy provechosa para el espíritu, para cuantos deseen vivir del manantial siempre vivo del Evangelio y de la santidad.

La vida de nuestro Santo es apasionante, de gran interés... Nació en Sallent, obispado de Vich y provincia de Barcelona, el 23 de diciembre de 1807. Le tocó vivir tiempos difíciles y turbulentos, tanto en la sociedad civil como en la Iglesia. Quizás sea esta la tónica dominante de la historia humana, dada la condición del hombre.

Dios pronto encendió su alma con la gracia del Bautismo. Semilla divina que cultivaron exquisitamente sus padres, y que el Espíritu Santo avivó muy tempranamente en el alma de nuestro amigo, despertando en su corazón deseos altos y nobles, anhelos de santidad...

Así recibió la gracia de la vocación sacerdotal. Una vez que fuera ordenado presbítero, como también durante su formación sacerdotal, se entregó al amor de Dios con todas sus fuerzas. También al apostolado. Movido por la urgencia de ganar almas para Cristo, emprendió un aventura –podríamos decir- misionera, predicando por doquier, recorriendo pueblos y aldeas, yendo a pie, pobremente,... con el sólo deseo de anunciar a Cristo y de reconciliar a los hombres con Dios, para que tuvieran Vida divina.

En ese contexto recibió la inspiración divina de fundar la Congregación de Misioneros Hijos del Corazón de María (claretianos). Cuando estaba iniciando su andadura, Dios le sorprendió con algo totalmente inesperado y jamás querido: su nombramiento como Arzobispo de Cuba. Cosa que no aceptó, y a la que opuso gran resistencia. Mas luego, comprendiendo que esa era la voluntad de Dios, se rindió al querer divino. En Cuba trabajó con gran celo sacerdotal, siendo conocidísimo por su santidad de vida.

San Antonio María no pretendía grandezas humanas, tan sólo quería y soñaba con ser un humilde trabajador en la viña del Señor, su Iglesia santa. Pero, nuevamente, el Altísimo volvió a trastocar sus planes, pues fue designado Confesor de la Reina de España, Isabel II. Cosa que llenó de espanto a nuestro buen amigo, pues rehuía de grandezas y oropeles, barruntando que para él sería una cruz muy pesada estar en Palacio, y tratar con lo más distinguido de la sociedad española. Y así fue. Pero el P. Claret se abrazó amorosamente a la cruz.

Vivió acontecimientos sociales de extraordinaria importancia. También eclesiales, como su participación en el concilio Vaticano I y su gozo exultante por la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.

Fue un extraordinario catequeta, y difusor del Evangelio y de la vida cristiana por medio de libros, folletos, hojitas... Nuestro amigo fue íntimo de Dios por la vida de oración y de penitencia. Se identificó plenamente con Cristo, Buen Pastor. El Espíritu Santo le otorgó espacialísimas gracias espirituales, como conservar permanentemente en su pecho la Sagrada Eucaristía.

Mucho amó nuestro Santo. Y mucho trabajó por Cristo y su Iglesia. Sufrió un gravísimo atentado, y fue objeto de varias conjuras contra su vida, además de calumnias y falsedades sin cuento. Pero como él decía, Dios le concedió la gracia de amar al prójimo, también a sus enemigos, por lo que jamás brotaron de sus labios, ni de su corazón, deseos de revancha o desdén... Todo lo contrario, amó y perdonó siempre. Así coronó la cima de la santidad. Murió piadosamente el 24 de octubre de 1870, contando 62 años de edad, siendo canonizado por Pío XII el 7 de mayo de 1950.


Precio 15,00 euros

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