domingo, julio 03, 2005
sábado, julio 02, 2005
La familia, corazón de la nueva evangelización
La familia, corazón de la nueva evangelización
PresentaciónEs sabido que la familia está en crisis. En los últimos decenios se ha desvirtuado la vida de innumerables familias, perdiendo de vista la realización de su vocación y fines específicos, hasta el extremo de «poner entre comillas» la misma institución y su pervivencia, en una sociedad que -sin cesar- se transforma a ritmo vertiginoso.
La Iglesia es consciente de los problemas que afectan a la familia, de las dificultades que encuentra en la actualidad para realizar sus fines propios, y de los ataques frecuentes e intensísimos que sufre de parte de diversas instancias, caracterizadas por cierta virulencia hacia ella, así como por cierto espíritu secularizado y laicista.
Juan Pablo II, a lo largo del Pontificado, ha prestado gran atención pastoral al matrimonio y a la familia, consciente de que en estas instituciones es donde se juega el futuro del hombre, de la sociedad, y de la misma Iglesia. Un momento importante fue la publicación de la Exhortación postsinodal Familiaris consortio (22-11-1981), para exponer la doctrina inmutable de la Iglesia acerca del matrimonio y de la familia, y tratar de frenar la crisis y peligros que los amenazan.
De ahí su intento de esclarecer la verdad del matrimonio y de la familia: «La familia, en los tiempos modernos, ha sufrido quizá como ninguna otra institución, la acometida de las transformaciones amplias, profundas y rápidas de la sociedad y de la cultura. Muchas familias viven esta situación permaneciendo fieles a los valores que constituyen el fundamento de la institución familiar. Otras se sienten inciertas y desanimadas de cara a su cometido, e incluso en estado de duda o de ignorancia respecto al significado último y a la verdad de la vida conyugal y familiar. Otras, en fin, a causa de diferentes situaciones de injusticia se ven impedidas para realizar sus derechos fundamentales» (FC, 1a).
El Pontífice, en la Carta a las familias (2-2-1994), que les dirigió con ocasión de la celebración del «Año internacional de la familia», señaló el rumbo a seguir en orden a superar la actual crisis de la familia: caminando hacia el Padre, siguiendo las huellas de Jesucristo, a impulsos del Espíritu Santo. Así lo puso de manifiesto: «El Apóstol, doblando sus rodillas ante el Padre, lo invoca para que conceda... ser fortalecidos por la acción de su Espíritu en el hombre interior (Ef 3,16). Esta fuerza del hombre interior es necesaria en la vida familiar, especialmente en los momentos críticos» (n. 7i).
En orden a servir al bien de la humanidad, la Iglesia desea proclamar la verdad del matrimonio y de la familia, como camino de realización plena, pues la gracia de Cristo ayuda a los esposos en la realización de su vocación y cura las heridas del pecado. La Iglesia quiere servir al bien de las familias. Y está dispuesto a hacerlo con valentía, frente a las fuerzas tan activas en nuestros días que pretenden destruirla (cf. FC, 3). Mejorar la vida de las familias es el camino para mejorar la vida del mundo. Más si tenemos en cuenta, como advirtió Juan Pablo II en su viaje a Río de Janeiro para celebrar la Jornada mundial de las familias (4-10-1997), que «la familia es patrimonio de la humanidad».
Hay que reconocer que el matrimonio y la familia pasan por momentos difíciles. Sin duda alguna, nuestro momento cultural es tiempo de prueba y de gracia. Ante la inmensa tarea a realizar (restituirles su dignidad y estima valiosa en una cultura contraria), es preciso avivar el amor a la familia, para de este modo trabajar generosamente en favor suyo. Se trata de una cuestión capital para el futuro de la humanidad: «¡El futuro de la humanidad se fragua en la familia!», afirmó el Santo Padre en Familiaris consortio (n. 86e). ¡Los cristianos deben hacerse pregoneros y apóstoles del evangelio de la familia!
Amar a la familia, trabajar en favor de la familia..., ¡qué tarea tan importante y decisiva! Sin duda alguna, urgente en nuestros tiempos. Más todavía, ante los desafíos que se ciernen sobre el mundo y la Iglesia en el tercer milenio. Por esto, como ha manifestado el Pontífice, la atención a la familia ha de constituir la tarea prioritaria en el trabajo pastoral de la Iglesia. Especialmente en orden a hacer operativa y eficaz la nueva evangelización.
A este gran objetivo pretende contribuir este libro en el que se afirma el papel central de la familia en el actual empeño evangelizador de la Iglesia. En orden a hacer efectiva la nueva evangelización auspiciada, afirmamos el contenido del mensaje humanizante que habrá de transmitir, como verdad nueva y perenne del matrimonio y de la familia. ¡Es preciso anunciar con renovado vigor cuanto comprende la verdad del matrimonio y de la familia! ¡También reivindicar sus derechos y misión propia, tanto en la Iglesia como en la sociedad!
Sí, la familia es el corazón de la nueva evangelización y de la civilización del amor y de la vida. Sus protagonistas, los fieles laicos: los cónyuges e hijos cristianos, que viviendo el Evangelio, serán sus mejores y auténticos transmisores.
Intuiciones éstas que, con gran alegría, hemos visto confirmadas en las enseñanzas de los Obispos españoles. Nunca han faltado sus orientaciones y enseñanzas. No obstante, éstas han cobrado especial fuerza y actualidad por medio de la instrucción pastoral: La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad (27-4-2001). Nuestros obispos, en este documento, con audacia profética y gran valentía apostólica, proclaman la enseñanza constante de la Iglesia acerca del matrimonio y de la familia. Todo ello en orden al servicio del hombre y tutela de la vida humana, de lo que depende el mismo hombre y la civilización humana. Y, en esta misma línea han incidido –tratando de establecer pautas concretas de acción pastoral- por medio del Directorio de la pastoral familiar de la Iglesia en España (21-11-2003). Enseñanzas todas estas a las que remitiremos frecuentemente.
ÍNDICELA FAMILIA, CORAZóN DE LA NUEVA EVANGELIZACIóN
I- LA NUEVA EVANGELIZACIóN EN LA PERSPECTIVA DE LA FAMILIA
Premisas
La evangelización del matrimonio
La evangelización de la familia
- Crisis e identidad de la familia
* Causas de la actual crisis familiar
- La familia, servidora del hombre
- La familia evangelizadora
- Pastoral familiar
- El «evangelio de la familia»
- La familia: «escuela de vida cristiana»
Matrimonio y familia, núcleo esencial de la civilización del amor y de la vida
* El matrimonio
* La familia
La realización de los valores familiares
Construyendo la «civilización del amor y de la vida»
II- LA NUEVA EVANGELIZACIÓN DE LOS VALORES DEL MATRIMONIO Y DE LA FAMILIA
A) Preliminares
Hora crítica del matrimonio y de la familia
Resolver la crisis antropológica
La sexualidad
Los laicos
Solicitud de la Iglesia
B) Al servicio del amor y de la vida
Matrimonio y familia: institución divina y vocación del hombre
La ley natural, reguladora del matrimonio
La moral
Amor conyugal
Ascesis y amor conyugal
Falsificaciones del amor
Matrimonio y familia, comunidad de vida y amor
La familia al servicio de la vida humana
Sacramento del matrimonio
La familia: institución natural y derechos correspondientes
* Carta de los Derechos de la familia
C) Propiedades-cualidades del matrimonio cristiano
La realización de los valores familiares
Contravalores en perjuicio de la familia y de la sociedad
* Atentados a la unidad
* La paternidad responsable
* La educación de los hijos
D) Misión apostólica
Apostolado
La santidad de la familia
Necesidad de la gracia
Vocación y santidad
III- APLICACIONES PASTORALES
A) Aplicaciones generales
Ante la crisis del matrimonio y de la familia
La familia, forjadora de un «nuevo humanismo»
Dignidad del amor sexual: amor conyugal
Superar las «falsificaciones del amor»
Realizar la comunidad de personas
Educación en la castidad
Familia, servidora de la vida
Necesidad de afirmar el carácter «institucional» del matrimonio y de la familia
Familia y sociedad: recíproca dependencia
Merece la atención y ayuda de los poderes públicos
Derecho al trabajo y derecho a la familia
La familia, impulsora de los propios valores
Defender los «derechos de la familia»
Los medios de comunicación social al servicio de la familia
Realizar su vocación a la santidad
Necesidad de la «ascesis conyugal»
Importancia de este apostolado laical
B) Aplicaciones pastorales concretas
No es posible el matrimonio de homosexuales
Rechazo del divorcio
Atención a la preparación al matrimonio
La celebración del matrimonio
Matrimonio de bautizados no creyentes
Personas comprometidas en el apostolado familiar
* Obispos y sacerdotes
* Religiosos
* Laicos preparados
La pastoral familiar en casos difíciles
* Matrimonios mixtos y disparidad de cultos
Acción pastoral en situaciones irregulares
* Matrimonio a prueba
* Uniones libres de hecho
* Católicos unidos con mero matrimonio civil
* Separados y divorciados no casados de nuevo
* Divorciados casados de nuevo
* Los privados de familia
Dignidad del hombre y de la mujer
Promoción de los valores morales
Tomar conciencia de la riqueza humana y teológica del sacramento del matrimonio
En defensa de la indisolubilidad del matrimonio
Comprensión plenificante del servicio a la vida
Vivir en plenitud las exigencias de la ley moral
Superar la mentalidad «anti-vida»
Conocer los «métodos naturales» de regulación de la natalidad
Constituir consultorios familiares
La educación de los hijos
La gracia sacramental del matrimonio
Vocación a la santidad
Orar en familia
Escuela de caridad
Familia y opción por los pobres
Llamada a la conversión: sacramento de Penitencia
«Iglesia doméstica»
Familia y catequesis
El testimonio de la familia cristiana
Misión apostólica
Movimientos apostólicos
Planes pastorales
Nueva evangelización
San José, patrono de la familia en orden a la nueva evangelización
Tercer milenio
La familia, forjadora de una nueva cultura
Solicitud pastoral de los Obispos españo
San Pedro Apóstol
San Pedro Apóstol
PresentaciónSi hay algún personaje en la vida de Jesús que nos resulte especialmente familiar, entrañable, y hasta simpático, podríamos decir que sin duda es san Pedro, aquel amigo suyo tan íntimo, pero que pecó tan gravemente al negarle por tres veces. Sin embargo, Jesús lo constituyó al frente de su Iglesia, para que hiciera sus veces en medio de los hombres. Misterio asombroso, admirable, en verdad: ¡Dios no retira su confianza al pecador, pues una vez perdonado le confirma y le confía hasta las mayores responsabilidades!...
Pero, Simón Pedro que pecó ofendiendo tanto a Jesús, avergonzándose en público de su amistad (y bajo juramento), era un hombre que sabía amar, que sabía querer. Sin duda alguna, leyendo su vida podremos considerar que su amor era un tanto ciego, o impulsivo: un amor vehemente. Sí, nuestro Pedro fue un hombre muy temperamental. Pero lo que de ningún modo se le puede discutir es que sabía amar, y que amaba a Jesús con todo su corazón y con todas sus fuerzas. Y que estaba dispuesto a hacer por Él cuanto fuera preciso, aunque no supiera luego estar a la altura de las circunstancias. Precisamente esta cualidad suya -su amor al Señor- es lo que nos atrae tanto, y nos cautiva de su personalidad. ¿Quién de nosotros no querría amar así al Redentor de nuestras almas? ¿No es verdad -como se acostumbra decir en España- que «amor con amor se paga»?... ¡Amor grande el de Pedro, sin duda!... ¡Amor que conquistó el Corazón del Salvador!... ¡Y amor -en definitiva- que atrajo el perdón sobre el Apóstol, una vez arrepentido!
Precisamente esto es lo que hemos querido ensalzar a través de las páginas que siguen a continuación: presentamos a Simón, luego llamado Pedro por Jesús, pues habría de ser el centro neurálgico sobre el que habría de construirse la Iglesia en unidad de fe. Pedro es el que confesó la verdad de Jesús, y él y sus Sucesores recibieron la misión de confesar esa misma fe a través de los siglos. Y así, la Iglesia se ha ido desarrollando y construyendo a lo largo de la historia sobre el cimiento de los Apóstoles, en particular de Pedro y sus Sucesores al frente de la Iglesia en Roma. Y así lo hace hoy, en medio de las vicisitudes del mundo moderno, tan difíciles de afrontar, en orden a conducir a los hombres a Dios.
Sin embargo, desde principios del siglo pasado (y aun antes) la Iglesia ha tenido al timón extraordinarios Pontífices: ¡Indudablemente, dádiva y misericordia de Dios para con su Esposa tan necesitada, que se debate y agita en las procelosas aguas del mundo moderno!
¡Esperamos confiadamente que la lectura de este libro sirva para familiarizarnos con la figura del pescador de Galilea y, que de ese modo, contribuya a acrecentar nuestro amor y devoción filial al Vicario de Cristo!
ÍNDICEI- PEDRO, LLAMADO POR DIOS
San Pedro en la mente de Dios
Cómo prendió la vocación en el Apóstol
Pedro se dirige al encuentro del Señor
El Señor visita a Pedro en su casa
Las primeras sorpresas de Pedro
Jesús llama a los demás discípulos
En casa de su suegra
La pesca milagrosa
Pedro se transforma en la escuela de Jesús
Pedro bautiza con los discípulos
El efecto del sermón de la montaña
La tempestad calmada
Sus amigos y familia
II- AMIGO DE JESÚS
La confianza de Jesús con Pedro
Testigo de la resurrección de la hija de Jairo
La primera predicación de Pedro
Jesús multiplica los panes y camina sobre las aguas
Desprendimiento, austeridad y prudencia: ¿por quién lo dices?
Pedro declara la verdad de Cristo
Jesús reprende a Pedro
La Transfiguración del Señor
Pedro paga el impuesto
Sed como niños...
El asombro de la promesa eucarística
Pedro pregunta por la futura Iglesia
Su trato con los demás discípulos
María ayudará a Pedro
III- DE PECADOR A SANTO
¿Cuántas veces he de perdonar?
¡Hemos dejado todo por Ti!
Pedro, testigo de la resurrección de Lázaro
Entrada triunfal de Jesús en Jerusalén
Jesús instituye la Eucaristía: últimos sucesos
La triple negación
Al encuentro de Jesús por medio de María
¡El Señor ha resucitado!
IV- PEDRO AL FRENTE DE LA IGLESIA
A la espera del Espíritu: Pedro se levanta entre sus hermanos
La vida de los cristianos bajo el cayado de Pedro
Apóstol en Israel
Pastor de la Iglesia universal
Pedro en Roma
Nacionalismos, patria y paz
Nacionalismos, patria y paz
PresentaciónLa vida humana prosigue su marcha, cuajada de promesas y esperanzas. Tampoco faltan riesgos y peligros. A este respecto, los últimos lustros han sido especialmente sorprendentes y magníficos: cayó el muro de Berlín, saltó por los aires la política de bloques que fragmentaba la vida mundial, muchas naciones se abrieron a la libertad, otras alcanzaron su independencia... Y en este intento prosiguen otras muchas, anhelando una libertad que parece se les niega: el derecho a ser ellas mismas, y a disponer de su futuro en clima de respeto y fraternidad universal.
Merced a este proceso que venimos registrando, últimamente, los nacionalismos han cobrado gran auge. Hasta el extremo de que en Europa, a causa de los mismos, se han vivido varias guerras, cuando parecía algo superado, algo que jamás volvería a repetirse... Las guerras han sacudido el suelo europeo: Serbia-Croacia. El conflicto de los Balcanes (Bosnia-Herzegovina-Serbia), parece eternizarse. Últimamente, con motivo de la crisis albano-kosovar, el conflicto armado ha sido especialmente virulento: la comunidad internacional, por medio de la OTAN, hizo frente al poder serbio... Muchos conflictos subyacen ocultos, como larvados. Otros han explotado. Cada día (quizás, exagerando un tanto) podemos asistir a un nuevo conflicto. Hace poco en Daguestán... La razón última de todo esto son los nacionalismos, que durante la represión comunista estuvieron latentes y ahogados, pero que, en cuanto han encontrado un pequeño espacio de libertad, pretenden abrirse paso...
A resultas de esto, vivimos un momento de gran incertidumbre. Con motivo de la guerra de los Balcanes se temió el peligro de una guerra a gran escala, de carácter internacional, que no sabemos a dónde nos habría arrastrado. Por otra parte, comprendemos la aspiración justa de tantos pueblos a la libertad que ansían. Pero, al mismo tiempo, e incluso en la vieja Europa (donde las naciones ya están consolidadas hace siglos) vemos cómo se abren paso nuevos nacionalismos, que parece van a fragmentar la unidad de esas naciones, generando tantos y tan preocupantes desequilibrios y conflictos.
Todo esto acontece hoy, precisamente cuando la vida humana se está proyectando a escala universal más que nunca. Se ha hablado del mundo como de la aldea común, de la casa propia de todos los hombres... Las grandes líneas de la política y de la economía se trazan con criterios de globalización. Cada día las relaciones internacionales cobran mayor auge, de modo que es impensable proyectar la vida nacional de modo autónomo y cerrado. Y se llega al extremo de poner en crisis el concepto de soberanía nacional, entendida ahora como interdependencia mundial, quedando relativizada. Y se habla del derecho a la intervención, a la injerencia en los asuntos internos de una nación cuando están en peligro la vida del hombre y de sus derechos fundamentales...
En fin, el momento que vive la humanidad es de gran importancia, para la suerte que nos pueda deparar el futuro. No cabe duda que los nacionalismos son promesa (hay nacionalismos justos), y, por otra parte, también pueden ser amenaza, como lo han sido recientemente: sobre todo cuando toman el cariz de los nacionalismos exacerbados, extremos, que pretenden erigirse en el absoluto, minimizando y reduciendo a ser posible lo que es diferente, hasta ahogarlo o absorberlo.
Por esto mismo, ofrecemos al lector este estudio breve y sencillo, pero escrito con la intención de prevenir acerca de la importancia del problema, y al objeto de ofrecer criterios éticos y morales que puedan ayudar a formar la conciencia, en orden a sostener una actitud y un compromiso responsable. El fin último es que toda persona sea amada y respetada, de forma que pueda ejercer libremente los derechos humanos que reclama su dignidad personal. También hemos querido subrayar la importancia del respeto de los derechos de las naciones en orden a propiciar la paz y el justo orden internacional. Patriotismo y nacionalismo no son valores absolutos, aunque sí legítimos.
¡Será preciso contar con la sabiduría necesaria para conjugarlos y armonizarlos en unidad con los valores humanos y nacionales que ofrecen personas y comunidades humanas diversas de la propia, pero que son de los nuestros porque son humanas! ¡Los representantes de los Estados tengan presentes sus graves responsabilidades! ¡Vivamos todos en la solidaridad propia de personas humanas, en orden a construir un futuro mejor!
ÍNDICEPREÁMBULOS: LA VERDAD DEL HOMBRE
El hombre: fundamento de sus derechos
Razón moral de los derechos humanos
Los derechos humanos y el orden social
Los derechos humanos en el Estado de derecho y en la democracia
La verdad del hombre y de la familia: derechos respectivos
I- LA NACIÓN CONSTITUIDA
Concepto
Historia del origen de las naciones
Elemento espiritual de las naciones
Las nacionalidades
Nacionalidad de los ciudadanos
Nacionalismo
El peligro de los nacionalismos exacerbados
Respeto a las minorías
Cristianismo y nacionalismos
Iglesia y nacionalismos
Nacionalismos: compromiso del cristiano
Derechos de la nación
* Las personas y las comunidades tienen derechos inalienables
* Los pueblos tienen derecho al respeto de sus derechos
* La violación de los derechos de la nación es consecuencia de la violación de los derechos humanos
* Nación: Derecho a la autodeterminación
* Derecho a la autodeterminación constituyendo el Estado
* La Nación tiene derecho a la libertad, a la independencia y a su propia lengua, cultura y tradiciones
* La Nación tiene derecho a la unidad, a la soberanía, a la integridad territorial e independencia
* La Nación, y el Orden Internacional, deben construirse sobre el fundamento de los derechos humanos
* Derecho a la nacionalidad y a la residencia
II- EL PATRIOTISMO
El amor a la patria
Deberes para con la patria
Pecados contra el patriotismo
El amor a la patria, virtud moral
Deformación del espíritu patrio
Clases de patriotismo
El patriotismo en relación con el nacionalismo y estatismo
III- EL ESTADO
A) El Estado: visión de conjunto a lo largo de la historia
Aportación del Cristianismo a la comprensión del Estado
- El Concilio Vaticano II y el orden social
B) EL Estado y la política
Concepto: qué es el Estado
Estado y derechos humanos
Estado y sociedad
Autoridad y soberanía
El Estado y el Gobierno
La Constitución
Principios constitucionales
Los derechos del Estado
* Los derechos del poder deben respetar los derechos humanos
* El «poder político» está obligado a respetar los derechos fundamentales de la persona humana
* El Estado no tiene derecho a violar los derechos básicos del hombre, incluso en situaciones excepcionales
* El hombre tiene derecho a vivir en un «Estado de derecho», que constituye la mejor garantía para sus derechos
* El Estado debe ser el defensor de los derechos del hombre
* «Los Estados no tienen derecho a la indiferencia» ante graves necesidades de terceros: derecho de injerencia humanitaria
* El Estado tiene derecho a la legítima defensa La política
C) El Orden Internacional: nueva configuración
IV- LA VIDA DE LAS NACIONES EN PAZ
La nación justamente ordenada
La libertad de las naciones
Cultura y nacionalismos
Fuerzas armadas, al servicio de la paz
El Orden Internacional se construya para la paz
La diplomacia al servicio de la paz
La intervención o injerencia humanitaria
El obstáculo de la carrera de armamentos
La violencia atenta contra la paz: rechazo de la intolerancia
El terrorismo, enemigo de la paz
Necesidad del perdón y de la reconciliación
Acogida solidaria a los refugiados
EPÍLOGO- EJEMPLO DE CRISTO Y COMPROMISO DE LA IGLESIA